La muestra Joaquín Torres García. Ensayo y convicción recorre las experimentaciones que fueron conduciendo el proceso creativo del artista hasta afirmarlo en su concepción constructiva y universal. Esta dirección, que imprimió a su obra madura, fue central para el arte moderno latinoamericano, aunque las lecturas en clave puramente constructiva tienden a desdibujar la audacia y la vocación para ensayar nuevos planteos que Torres García mantuvo aún cuando ya todos lo llamaban “el Viejo”. Precisamente, Manuel Aguiar, uno de sus discípulos, observó que “su dinámica creativa se nutría a menudo del combate interno entre sus contradicciones: su aspiración o deseo de orden intemporal, y su expresividad que por momentos irrumpía sin consultarlo, en una inmediatez saludable y generosa”.
El guión curatorial centra su atención en un conjunto de dibujos, ilustraciones, grabados, murales, juguetes y pinturas de distintos períodos, organizados en tres núcleos que testimonian su tendencia a ensayar nuevas soluciones plásticas e, inmediatamente, a justificar las motivaciones de esas experiencias. Por lo tanto, en la dialéctica ensayo y convicción, los textos que fundamentan esa concepción son una parte esencial de su pintura. En este sentido, la presentación de las obras se completa con las publicaciones (libros, revistas, artículos, panfletos y manifiestos) a través de las cuales teorizó, intercambió y difundió sus ideas.
Reservado para sus trabajos sobre papel, el primer núcleo permite apreciar las sutilezas de los dibujos tempranos realizados con carboncillo, grafito o tintas, en obras o bocetos de pequeño formato, así como las experiencias aplicadas a la ilustración, el grabado y sus libros caligráficos y dibujados, que son verdaderos libros de artista. Los otros dos núcleos, por su parte, están dedicados a las pinturas: uno recorre el tratamiento de la figura humana -donde además se incluyen los juguetes- y del paisaje urbano en el período estadounidense y europeo, para desembocar en los trabajos sobre la estructura constructiva, y el otro presenta la concepción de la pintura construida y del arte constructivo, que enseñó a sus discípulos en el período montevideano y plasmó no solo en la pintura de caballete, sino también en los murales realizados en el Pabellón Martirené del Hospital Saint Bois de la capital uruguaya.
Por otro lado, esta muestra reúne obras existentes en colecciones públicas y privadas argentinas, especialmente en el acervo del Museo Nacional de Bellas Artes, y subraya la producción teórica y plástica de artistas, pensadores y editores que, desde esta orilla del Río de la Plata, destacaron la importancia de Torres García para el arte latinoamericano. Por este motivo, mientras recorre las obras, la exposición rastrea la repercusión de su pensamiento en la cultura argentina.
La producción de algunos críticos da cuenta de este aspecto, entre otras, las monografías de Roberto J. Payró y Guillermo de Torre, las críticas de Romualdo Brughetti, Jorge Romero Brest y Julio E. Payró, la curaduría de este último de la exhibición realizada en 1942 en la galería Müller de Buenos Aires, la catalogación de sus grabados emprendida por Emilio Ellena y los estudios de Mario Gradowczyk. El influjo de sus ideas sobre el arte moderno argentino impactó en los debates estéticos, en el surgimiento de la vanguardia del arte concreto, y, en particular, en algunos artistas, como Carmelo Arden Quin, Juan Grela, Leónidas Gambartes, Adolfo Nigro, Alberto Delmonte, Alejandro Puente o César Paternosto, entre muchos otros, que recogieron el legado de sus ideas.
La investigación que guía la curaduría de Joaquín Torres García. Ensayo y convicción se complementa con dos estudios específicos. En “Los libros sapienciales de Joaquín Torres García”, Gonzalo Aguilar examina -en el contexto de las vanguardias de comienzos del siglo XX- los libros caligráficos del artista, obras artesanales en las que combinó su escritura manuscrita con los signos gráficos.
Por su parte, en el texto “Torres García, 1944: Universalismo Constructivo y las redes editoriales de los exiliados en Buenos Aires”, Silvia Dolinko analiza los vínculos del artista uruguayo con los españoles exiliados en la Argentina que editaron revistas desde las que circularon sus obras e ideas, como Correo Literario, Saber Vivir o Cabalgata.
Para rendir homenaje a los 150 años del nacimiento del maestro uruguayo, Joaquín Torres García. Ensayo y convicción destaca la dimensión humana de quien, en cada encrucijada, logró la templanza y resiliencia necesarias para enfrentar los desafíos sin temor al cambio. Asimismo, la muestra celebra al artista que, con el gesto de inversión del mapa, simbolizó el reposicionamiento de toda Latinoamérica con respecto a los centros de poder y abrió el camino para proyectar nuestra propias utopías.
* Curadora de la exposición. Texto introductorio del libro catálogo editado especialmente por el Museo Nacional de Bellas Artes. La exposición Joaquín Torres Garcia. Ensayo y convicción, sigue en el MNBA, Libertador 1425, hasta el 16 de marzo de 2025; de martes a viernes, de 11.00 a 19.30 y sábados y domingos, de 10 a 19.30.
@P12