En Brasil, la conservación de las tortugas marinas se ha convertido en parte esencial del ecoturismo gracias al proyecto “Tamar”, que desde la década de 1980 trabaja por la preservación de esta especie.
A lo largo de los años, la iniciativa ha logrado salvar a más de 40 millones de tortugas mediante investigaciones científicas, educación ambiental y la participación activa de las comunidades locales, según informa el
sitio web del Gobierno brasileño.
Actualmente, Tamar opera en 23 localidades distribuidas en ocho estados del país. Además de su impacto ambiental, el proyecto también impulsa el desarrollo del turismo sostenible: recibe cerca de un millón de visitantes al año y ha generado más de 2.000 empleos directos.
En Aracaju funciona el primer oceanario del noreste brasileño, que alberga unas 50 especies marinas. En Praia do Forte, uno de los destinos turísticos más visitados del país, el centro Tamar figura entre los diez museos más frecuentados de Brasil.
Otras sedes, como la de Arembepe (Bahía) y la de Florianópolis (Santa Catarina), también destacan por su infraestructura educativa, áreas de observación e incubadoras, recibiendo miles de visitantes al año y fomentando el respeto por el medio ambiente.
El proyecto Tamar demuestra cómo la protección de la biodiversidad puede ir de la mano con el turismo responsable, y también recalcar la celebración del el Día Mundial de las Tortugas, que se celebra cada 23 de mayo, siendo una fecha que busca concienciar sobre la importancia de proteger la vida silvestre
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